Cómo actuar en mi día a día

AYUDAR A LOS DEMÁS... ¿Y por qué yo?

Por: Diana Hernández

Suenan los primeros villancicos, comienzan las compras, sacas los adornos navideños de las cajas y entre anuncios que te invitan a comprar y gastar, empiezas a escuchar o leer mensajes como: “ESTA NAVIDAD, APADRINA A UN ABUELITO”, “TIEMPO DE NAVIDAD, TIEMPO DE COMPARTIR”, “REGALA UNA COBIJA ESTA NAVIDAD” … En el mejor de los casos te involucras y apoyas alguna de estas causas… Pero, probablemente, los percibes como parte de la propaganda navideña y simplemente los dejas pasar… Si las invitaciones llegan, además, a través de tus tías, amigas o gente cercana que “satura” tu WhatsApp para convencerte de AYUDAR (en un momento en el que no tienes disposición para hacerlo), puede que llegues a una pregunta más común de lo que imaginamos: “Y YO ¿POR QUÉ?”

Ayudar a los demás” no es una acción exclusiva de la Navidad, pero ciertamente son más frecuentes las iniciativas y campañas para hacerlo en estas fechas… ¿por qué? Porque entendemos que ésta es una época de amor, oportunidad para fraternizar, para compartir… Y sí, ese asilo de ancianos está instalado de enero a diciembre y la casa hogar existe los 365 días al año… sería magnífico que haya un compromiso constante con esta o cualquier causa que requiera de nosotros; pero si hay una y mil posibilidades de ayudar en Navidad… ¿Por qué no? … o … ¿Por qué sí?

El otro día, platicando con una chica, me decía que había que aprovechar y agradecer siempre que teníamos oportunidad de ayudar; que debíamos agradecer estar en posición de quien ayuda y no de quien necesita ser ayudado… Me parecieron palabras poderosas. Vamos a analizarlo un poco:

A veces estamos tan enrolados en nuestras rutinas, en nuestros quehaceres de cada día, en nuestros compromisos y pendientes; que nos parece mucho pedir que, además, tengamos que pensar y aportar a otras necesidades. Claro, ya suficiente tengo con los disfraces del festival, los regalos para maestros, el gasto del intercambio, la cena con la familia… como para sacar tiempo y dinero para ayudar a alguien más… ¿no? Pero, siendo muy honesta, si tengo todas esas ocupaciones, es que estoy llena de bendiciones… y, desafortunadamente, hay personas a mi alrededor que no tienen esas preocupaciones porque carecen de lo más básico… y si bien, no estoy en posición de cubrir las necesidades de todos y cada uno; soy… SOMOS parte de una comunidad y, aunque queramos cerrar los ojos, la realidad está ahí, nuestros hermanos necesitados están ahí, aquí, a mi lado y a la vuelta de mi casa.

Es fácil caer en la tentación de responsabilizar a Dios por la injusticia que hay en el mundo, y no nos damos cuenta de que quienes administramos los bienes somos los seres humanos, que a nosotros nos corresponde hacer justicia y lograr un mejor equilibrio entre los que menos tienen y los que, por fortuna, tenemos lo necesario y quizás un poco más.

Ok, sí… Quizás una buena parte de los bienes que poseemos, son fruto de nuestro trabajo ¡Maravilloso! Pues ante la bendición de trabajar y ser recompensado por mis esfuerzos ¿Cómo no procurar que otros tengan también la oportunidad y el beneficio? Ahora bien, si reflexionamos más a fondo ¿Qué tanto de lo que tenemos, del lugar en el que nacimos, y de los privilegios que gozamos, son por mérito propio? ¿Qué tanto nos ha favorecido la suerte o las bondades de Dios? Reconocerlo nos permite ser más agradecidos y, por ende, estar dispuestos a ser instrumentos de amor en este mundo…

Por otro lado… nada nos asegura que siempre estaremos en una posición privilegiada y holgada, como si fuera la única forma posible de aportar a mi entorno… Puede ser que por alguna circunstancia, tú o yo nos encontremos en una situación difícil, sea emocional, económica, laboral o de cualquier índole; y la conciencia de todo lo dicho en los párrafos anteriores, también nos permitirá reconocer, pedir y aceptar ayuda cuando lo necesitemos… Y ¿qué crees? Tendremos mil oportunidades para descubrir que somos capaces de AYUDAR incluso cuando estamos en posición de ser ayudados; pues aún cuando carecemos de “x” o “y”, resulta que tenemos “h” o “z” para ofrecer a los demás.

Para cerrar… sea en fechas navideñas o en cualquier otra época del año, vale recalcar que no se trata de AYUDAR por mi necesidad de ayudar (de limpiar mi conciencia, de ser bueno…); sino por la necesidad del otro de ser ayudado. En este artículo no te vamos a decir qué ni cómo; simplemente, si identifico mi responsabilidad de ser y hacer comunidad, si el motivo es el adecuado, si mi intención es sincera y si soy verdaderamente sensible a mi entorno; sabré poner mi granito de arena en el lugar, con la persona indicada y de la mejor forma en que me sea posible.

En resumen: ¿AYUDAR A LOS DEMÁS?... ¿Y YO POR QUÉ? Porque SI NO SOY YO ¿QUIÉN? Y SI NO ES AHORA ¿CUÁNDO?

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