Cómo actuar en mi día a día

Consumismo Ecológico

Por: Ana Gisela Hernández

Si prestas atención al título de este artículo, podrías sentir confusión, pues aparentemente hay dos conceptos que se contraponen. Por una parte, está el consumismo, que se refiere a la necesidad creada de adquirir bienes que en realidad no nos son útiles y nos llevan al despilfarro de recursos; y por el otro lado está la ecología, que supone un uso inteligente y responsable de las materias primas que nuestro hogar, la Tierra, nos ofrece.

¿Qué te parece si cambiamos un poco el título entonces?

Con-su-MISMO ecológico…

¿Ya ves hacia dónde me quiero dirigir? Hace algunos años veía que un exalumno proponía un reto en las redes sociales “Cero Basura”; la premisa era que en cada hogar dejáramos de generar basura por completo. Honestamente, me parecía algo valiente de intentar, PERO IMPOSIBLE. Han pasado algunos años en los que no he dejado de reflexionar al respecto, y pensando en el principio de conservación de la masa (la materia no se crea ni se destruye, sino que sólo se transforma); he llegado a la conclusión de que en realidad ese reto SÍ ES POSIBLE.

Basta con darnos cuenta de que lo que para mí ya no es funcional, para otros es un tesoro. Seguramente has visto circular en las redes memes en los que se habla de REPARAR algo como un acto de rebeldía y subversión: ¿quién remienda calcetines hoy en día por convicción y no por necesidad? ¿Cuántos hermanos siguen heredando la ropa de los anteriores con gusto y hasta orgullo? ¿Quién manda a reparar la máquina de coser de la abuela para usarla y no sólo para exhibirla como reliquia?

Como todo lo que tiene que ver con la ecología, lo principal es lograr cambiar un “switch” interno, colocar nuestra brújula ecológica en el corazón. Claro, todo comienza con entender realmente qué es lo que necesitamos y qué se tiene que hacer con lo que ya no necesitamos. Es un hecho que en México ya hay muchas formas de evitar que nuestros desechos terminen en los rellenos sanitarios. Reflexionemos:


1. Para dejar de generar basura, tenemos que dejar de consumir basura. ¿Te has dado cuenta de cuánta basura genera la comida chatarra? Más cuando está enfocada a saciar un antojo propio, porque los paquetes individuales de plástico son el enemigo número uno de la ecología. Mientras más natural es nuestra comida, lo más probable es que también utilice menos envolturas y puedas conseguirla a granel. Por supuesto que esto también focaliza el hecho de consumir productos locales en mercados o tiendas en lugar de supermercados.


2. También podemos reutilizar comida. ¿Cuánta comida tiras a la basura? Primero que nada, sobra decir que no tenemos por qué comprar más comida de la que necesitamos, y que debemos implementar un buen sistema para evitar que la misma se eche a perder en el refri o la alacena. Pero también sucede que al cocinar hay residuos con los que no sabemos qué hacer. Me he encontrado con un par de tips que son súper útiles, por ejemplo, el tallo del brócoli tal vez sea muy difícil de comer, pero podemos utilizarlo para una crema, o cuando no utilizamos las semillas del jitomate eso puede guardarse para hacer un recaudo. Obviamente también están los residuos de comida ya preparada y para esto tenemos dos opciones: Reusar comida y Compostar. Puede sonar muy extraño eso de reusar la comida, pero es simplemente darle un giro a algo que ya hemos cocinado para que se nos vuelva a antojar, como servirlo en forma de sándwich. Pero si de plano ya es algo que no queremos comer siempre podemos hacer composta.


3. Organización y Planeación. A veces intentamos hacer todo bien pero surge alguna situación en la que inesperadamente tenemos que romper nuestras propias reglas. Cuando somos más organizados podemos minimizar estas situaciones. Como hacer una buena lista de compras con la que incluso podemos anticipar los contenedores que necesitaremos, así como las bolsas ecológicas o los carritos de mercado. Otra idea es siempre cargar con botellas de vidrio, acero o plástico con agua para no tener que comprar si se presenta la necesidad.


4. Estar a la moda sin tirar montañas de ropa. Habría que cambiar el prejuicio hacia la ropa usada, ya sea la que circula en una misma familia o la que podemos obtener en bazares. Pero también hacia la propia, cuántas veces decimos que no tenemos qué ponernos simplemente porque no queremos repetir, aprendamos a darle nueva vida a nuestra ropa generando nuevos atuendos, cambiando los accesorios, combinando como no lo habíamos hecho antes, dando oportunidad a zapatos de distintos colores. Por otro lado, cuando la ropa de verdad ya no tiene posibilidad de revivir, podemos cortar la tela y utilizarla en otros proyectos como bolsas, cosmetiqueras y en último caso hasta trapos para la limpieza.


5. La creatividad a veces surge en la carencia. Cuando un mueble se ha manchado, algún adorno se ha roto o simplemente ya no nos gustan más, es una gran oportunidad de poner a prueba nuestra creatividad; retapizar, pintar, cambiar su función, intercambiar.


6. Cuando algo de verdad ya no nos servirá, veamos a quién sí. Para esto es básico que seamos separadores de residuos, al principio se comienza de forma básica: Plásticos, Aluminio, Vidrio, General… pero te irás haciendo más y más experto. Puedes hacerte cargo tú mismo de llevar los residuos a las distintas empresas que se dedican a reciclar estos materiales, o asegurarte de dárselo a una persona a quien le puedan servir como un ingreso extra.

A veces pensamos que ser ecológico significa volver a vivir en el bosque aislado y en una armonía sin igual. Cada quien parte de un lugar distinto y tiene distintas posibilidades para actuar. Es importantísimo que no juzguemos a otros con nuestros estándares, e incluso que no nos juzguemos a nosotros mismos con los estándares de otros. Cada acción verdaderamente cuenta y a veces es tan sencillo como seguir la filosofía del consumismo: con su mismo pantalón, con su mismo teléfono, con su mismo sillón…

¿Te unes al reto del con-su-mismo ecológico?

Video Postal 1 Postal 2 TOP TIPS


ir a secciones BLOG