Creo que todos nos hemos sentido así alguna vez, de tal forma que es fácil comprender que cuando estamos en esta situación la pasamos muy mal y llegamos a tener conflictos en nuestras relaciones personales por sentir que están abusando de nosotros, que nos merecemos mayor consideración, que nuestras necesidades también son importantes y que no son tomadas en cuenta por los demás. De verdad que podemos llegar a tener un sufrimiento estéril y sin sentido.

¿Qué puedo hacer? ¡Aquí está la buena noticia! La solución está en nuestras manos, no tenemos que esperar a que los demás cambien para que nosotros dejemos de pasarla mal pensando que recibimos menos de lo que damos. Veamos…

El centro del problema se puede ver en dos causas:
1. La falta de comunicación.- Muchas de las personas que te aman quieren verte feliz, pero no saben qué hacer por ti o qué darte, probablemente están distraídas o simplemente no son creativas ¿Por qué no te atreves, con toda sencillez, a decir lo que estás esperando en lugar de esperar a que se les ocurra? Te aseguro que si aprendes a comunicar tus deseos, evitarás muchos malos momentos.
2. Una causa más profunda está en las expectativas que creamos de lo que queremos recibir de los demás, en la ilusión y las historias que nos contamos desde el momento en que ofrecemos algún servicio, damos un regalo, escuchamos a alguien, le ayudamos con algún problema, etc…

La verdadera y mejor forma de dar es hacerlo sin esperar recibir algo a cambio, cuando estamos en espera de la devolución de la dádiva es cuando sufrimos y la pasamos muy mal ya que por lo regular no son cubiertas nuestras expectativas. Cuando somos capaces de dar con alegría sin mirar a quién o qué ofrecemos, entonces podremos sorprendernos de una dicha que antes no conocíamos.

Víctor Frankl nos dice que la felicidad es una puerta que se abre hacia afuera, él experimentó en circunstancias muy adversas que desarrollar el espíritu de servicio es el camino para conocer la felicidad, más allá de la comodidad, el placer, la bonanza, la reciprocidad e incluso la justicia ¡Vale la pena intentarlo! Si practicamos dar sin esperar recibir obtendremos a cambio la verdadera dicha ¿Estás listo(a) para probar?