¿Conoces gente que se queja de la situación actual, que se extralimita en reproches hacia los demás? Es más ¿tú eres de los que se quejan y reprochan? ¿Habrá personas que estén contentas con el acontecer cotidiano de nuestro país? Tanto la queja como el reproche pareciesen ser nuestro deporte nacional junto con culpar a otros de lo que sucede y lo peor de todo es que criticando nos sentimos muy patriotas. El México que físicamente tiene todo lo bueno que podría desear cualquier otro país, se enfrenta a sí mismo, su gente vs su gente.
Sí, el uso y abuso, el egoísmo, las mentes maquiavélicas, el uso faccioso de la política, el dominio de personas, lo fácil con recompensa rápida, el fin sin considerar los medios, la explotación, el incumplimiento del derecho y la legalidad, la “educación pública” para no educar, el confrontar razas y sus combinaciones, la delincuencia desorganizada y la organizada… Sí, existen, se esparcen, se fermentan y nos ahogan.
¿Sabes de dónde surge todo esto? De ti, de mí, de nuestras familias, de todas y cada una de las familias mexicanas, de nuestras maneras de formar y educar. Generamos: machos discapacitados para amar, niños sin valores que serán los delincuentes del mañana, personas sin voluntad para salir adelante, jóvenes inútiles y sin proyectos, es decir; desde casa se desarrolla la personalidad de cada individuo y a su vez la de la colectividad y por tanto la personalidad del pueblo mexicano.
¿Somos más los buenos que los malos? Los más ¿somos los verdaderos patriotas? Y la pregunta puede incluir a todos, de hecho nos incluye entre los buenos pero veamos. John F. Kennedy ex presidente de Estados Unidos dijo en un discurso de 1961 “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país”. En un sentido profundo ese es el espíritu de los actos de un verdadero patriota: El Servicio. Y si la raíz del problema está en la educación desde casa, hay que tomarlo como una buena noticia.
No se trata de discutir la Historia de México y entenderla desde los ganadores, y adorar héroes, momentos y lugares históricos o leyendas. Para ser patriota es imperioso reconocer que lo que hacemos hoy no es suficiente, que debemos redoblar esfuerzos para re zurcir nuestro tejido social por el bien de todos aceptando nuestras faltas, nuestras culpas, sin reproches y propuesta contra queja. Hacer el bien desde casa, la familia, mi trabajo, mi labor social, mi grupo y/o sociedad intermedia, desde mi papel civil, político, religioso, etc. Es decir, desde cualquier ámbito en el que me desarrolle soy mi propio ejemplo y para los demás. Pensarlo y decirlo no basta, hay que hacerlo. Hay que ser patriota.