Ahora resulta que lo que en un inicio nos enamoró, incluyendo sus virtudes y defectos, hoy nos molestan al grado de ser intolerables. Lo gracioso ya es cansado, lo curioso hoy es ocioso, lo romántico ya no es práctico, su olor ahora es soso, sus ruidos son insoportables, sus tocs son locura, sus fantasías son irreales, sus caricias son por conveniencia, sus gustos irreconciliables, sus hobbies ahora son vicios, sus argumentos manipulación. La lista es interminable y cada quien puede agregar lo que le sucede. Pero… hay un gran pero.
Hoy en día, una de las causales más comunes de divorcio es la de “diferencias irreconciliables”. Entre esas discrepancias podemos encontrar problemas económicos, complicaciones en la intimidad, resentimientos, salud mental, diferencias en la crianza de los hijos, imposibilidad para tener descendencia, mala comunicación o falta de compromiso. Y es que estaremos de acuerdo en que a veces cosas pequeñísimas se van uniendo en un devastador efecto de bola de nieve que termina por borrar todo vestigio de amor en una pareja.
Quizás sólo sean momentos, no siempre estamos en la mejor disposición por circunstancias individuales,
pero eso puede ser algo pasajero y sin daño; no obstante puede ser algo permanente que daña, que se
sufre, que lastima y que ya es insoportable. La pregunta es si te hace daño a ti, a tu pareja, a ambos o
a alguien más.
1. Si sólo te hace daño a ti es muy importante establecer el origen, no en el otro sino en
ti ¿por qué te molesta? Quizás el problema no está en el otro sino que ‘lo que me choca, me checa’, lo
que no acepto de mí, menos lo acepto en el otro. Inclusive, puedo no saberlo por lo que tu reflexión
personal e inclusive en pareja es de gran ayuda porque la intolerancia es falta de habilidades, de
voluntad, de amor.
2. Si lo que molesta daña al otro o a la pareja, es imprescindible saberlo comunicar. Muchas
veces intervenimos en el peor momento, con las palabras inadecuadas y con un lenguaje corporal y
emocional cargados de un desafío tal que bloquea totalmente el entendimiento del otro, que lo rebela y
lo hace enojar. La adecuada comunicación basada en el amor fructifica en una mejor relación.
El ser humano está diseñado para brillar, para alcanzar un potencial máximo… pero no puede hacerlo por sí mismo. Para poder pulir un diamante, se tiene que utilizar otro diamante, y es a base de esa fricción entre ambos que se llega al brillo ideal. No todos los seres humanos tienen la vocación de pareja, pero es definitivamente una hermosa manera de llegar a ser nuestro mejor yo, siempre y cuando estemos dispuestos a ser autocríticos y a mejorar en cada momento.
Amar es una decisión de todos los días que se acompaña con VOLUNTAD. En una relación pueden haber situaciones incómodas, molestas, enfadosas pero nada que no se pueda superar. Claro es, que ambos deben desarrollar los valores que nos permitan superar dichas circunstancias.Vivir en pareja, en familia, nos ejercita la paciencia que es el alimento de la tolerancia la cual nutre el amor y con ello crece la capacidad del perdón y por tanto de la paz interior.
Nadie puede amar lo que no conoce, y conocernos y amarnos es no detenernos en las imperfecciones sino ver a nuestra pareja como un ser completo, perfecto, trascendente. Tal como Dios nos ama.