Cómo actuar en mi día a día

No estoy agusto conmigo.

Por: Gisela Pliego

¿Eres de las personas a las que les choca cómo sale en las fotos o que cuando escucha su voz en un audio le parece que suena espantosa? O bien, cuando ves tu reflejo en una ventana, automóvil o espejo, invariablemente ¿te fijas sólo, en lo que consideras, tus defectos? ¿Sueñas con verte de otra forma, trabajar en otra cosa, vivir en otro lado?… casi, casi ¿te gustaría ser alguien más que no fueras tú?

Si te identificas con uno o varios de los cuestionamientos arriba citados, cosa que es más común de lo que pensamos, te invitamos a reflexionar en ello para iniciar o continuar el camino de tu aceptación, o sea, para que te gustes y te quieras como eres, lo que te dejará en condición de mejorar; ya que no es posible mejorar sobre la negación de quienes somos.

¿Te has puesto a pensar que quien te hizo único, irrepetible e insustituible te dio una misión igualmente única, irrepetible e insustituible? Sí, así como eres, con ese perfil, esas pecas, con ese granito en la nariz, con tu complexión robusta o esquelética, con esa voz chillona, con tu poco pelo o con tu hermosa cabellera, con esa audacia que te caracteriza o esa dificultad para memorizar algo, con tu facilidad para hacer amigos o con tu gran timidez… ERES UN SER ÚNICO, lo mejor que le puede pasar a la humanidad es que te comportes como TÚ, que te desarrolles como TÚ, que te ames como TÚ y sólo TÚ.

“De no cumplir tu misión dejarás un hueco en el Universo” (Oliveros F. Otero)

Ahora dirás, suena muy bonito ¿pero cómo lo hago…?

Qué tal que vas haciendo una lista de todo aquello que te cae gordo o no te gusta de ti y la clasificas en dos columnas, lo que no puedo cambiar y lo que sí puedo. Es importante que primero te quedes con aquello que no es posible cambiar como tu estatura, tono de voz, temperamento, edad, en fin, todo aquello que viene en tu herencia genética; para que trabajes en su aceptación; así como en tu pasado, la familia a la que perteneces, el legado cultural de tu país… etc. Tu trabajo consistirá en cambiar la molestia por agradecimiento: en lugar de “no me gusta mi cabello” a “gracias porque tengo cabello”, por ejemplo.

En la segunda columna quedarían todas las cosas que no te gustan y que sí puedes cambiar como: estoy pasado o pasada de peso porque no tengo buenos hábitos alimenticios y no hago ejercicio, para hacer un plan que te lleve a mejorar esta situación que te trae infelicidad. Te sugerimos evitar a toda costa pasar por la justificación, ya que el punto es que este asunto a quien no le gusta es a ti, independientemente de lo que opinen los demás, superarlo te traerá gran satisfacción, noción de lo que puedes, de lo que vales y de quién eres en realidad.

Amarte traerá consigo el gran regalo de la aceptación de las cosas que no puedes cambiar y la superación de ésas, cuya mejora, dependen de ti. Hay que trabajar en distinguirlas y llegar a ese punto en el que te sientas más cómodo y pleno al vivir en tu propia piel.

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