La vida laboral tiene muchos retos, sin meternos a la parte técnica de cada trabajo encontramos una diversidad de problemas que nos constituyen el gran reto de trabajar de manera eficiente, eficaz y efectiva; pero ¿qué pasa cuando simplemente no me puedo concentrar en el trabajo?
“En casa pienso en el trabajo; en el trabajo pienso en la casa” y es muy común estar resolviendo cosas de casa en el trabajo con la diferencia de que desde casa poco podemos arreglar del trabajo por lo que nos angustian los pendientes y pensamos en ellos. Estamos en casa pero no estamos. Estamos en el trabajo pero tampoco estamos.
“Hago lo urgente y dejo de hacer lo importante” y es que en la dinámica del trabajo siempre saldrán asuntos por resolver de inmediato dejando de lado los importantes, los significativos de mi puesto.
“No me da tiempo ni de hacer o revisar mi agenda” y es que al inicio de cada día laboral no tengo la concentración por las angustias y el mal sueño que viví en casa por pensar en el trabajo.
“Hago mi lista de pendientes pero calculo mal los tiempos de término” y es que si no termino en tiempo cada asunto, voy dejando abiertos los que inicié, se agregan más y más sin concluir los iniciales lo cual me genera un caos.
“Mi papelera de pendientes crece, enfadado, termino el día metiéndolos a un cajón” claro, dejar limpio el escritorio es para que lo vean los demás, el caos lo llevo en mi mente.
“Yo soy mi puesto” es el síndrome del que cree que no necesita ayuda, que nadie lo sabe hacer como yo, que sólo él sabe resolver los asuntos del puesto, es el que no sabe ni quiere delegar.
“No sé decir no” por tanto recibo y recibo lo que me piden y acepto y acepto aunque realmente sea imposible realizar dichos asuntos adicionales. Pero tengo que quedar bien con mi jefe y demostrarle a los demás mi enfoque en el trabajo aunque lo sufra emocionalmente y hasta físicamente.
“Home Office” pueden agravarse todos los problemas anteriores.
Es muy importante mencionar que puede haber muchos ejemplos más y que inclusive cada lector tiene los propios. Ese es el punto, cada uno tiene su propia problemática; pero si es de este tipo, es un problema de concentración, de ubicación en lugar y tiempo, de disciplina personal.
Soluciones hay muchas; pero la más importante y de raíz es el desarrollo de la voluntad. Centrarla para lograr el dominio personal, para realizar lo prudente, para hacer en el aquí y en el ahora lo que corresponde. Nutrirla para tener la fortaleza para iniciar, acometer (acelerar), mantener el ritmo y terminar. Ser constante para tener la disciplina emocional de conducir los sentimientos y emociones que generen una emocionalidad fructífera, para tener logros que son el alimento de la autoestima.
Vivir en el pasado o en el futuro no se puede, lo único con lo que contamos es con el presente y hoy. En el aquí y en el ahora debo practicar hábitos que me mejoren, que me aporten al desarrollo de mi voluntad. Hoy debo tener logros aunque sean pequeños pero que me hacen más fuerte para retos mayores por venir.
Hoy decido, hoy me trabajo, hoy me delineo, hoy actúo en consecuencia, poco a poco pero día a día.
Se requiere esfuerzo, sudor, trabajo personal; para constituirnos en personas que se autogobiernan y que logran la plena conciencia del presente. Podemos considerar como conclusión la siguiente definición: