Bienvenida, bienvenido a todo aquel que se identifica con este tipo de respuestas
que, sin querer queriendo, son un rechazo constante a los halagos y cumplidos
que nos hacen otras personas.
¿Por? ¿Qué es lo que nos hace incapaces de recibir estos comentarios?
¿Creemos que no los merecemos? ¿Creemos que al negarlos somos más
humildes?
Pues sí, esto de no saber aceptar halagos, a lo que llamaremos “mala costumbre” se debe a diversos factores que pueden ser: falta de autoestima, inseguridad, falsa humildad o reacción que obedece a una cultura en la que no está bien visto “saberse y reconocerse” pues no vayamos a parecer presumidos.
Entendamos pues, qué significa cada uno de estos factores, para entonces reflexionar acerca de los motivos que nos llevan a poseer esta mala costumbre.
La inseguridad personal y baja autoestima suelen estar relacionadas, y tienen que ver con una imagen negativa de nosotros mismos, que nos impiden reconocer nuestra valía y nos llevan a desconfiar de nuestras fortalezas y capacidades. Si éste es el caso, el rechazo de cumplidos es el menor de los problemas, de hecho, se trata de un simple reflejo de una situación más profunda que requiere atención y solución; será importante identificar la razón (algún suceso traumático, presión social, expectativas familiares); y una vez que se reconozca el motivo, será tiempo de llevar un tratamiento de redefinición personal, si es necesario, con ayuda de un profesional.
La falsa humildad o falsa modestia es una trampa que, en ocasiones, esconde mayor necesidad de ser reconocido y exaltado, a través de hablar de los propios defectos y limitaciones. La verdadera humildad consiste en reconocerse a sí mismo, aceptando tanto nuestras aptitudes y fortalezas como nuestros defectos y limitaciones. Es importante que nos atrevamos a reflexionar y analizar si esta mala costumbre se debe a dicho factor, y trabajar en nuestro reconocimiento personal, así como en nuestras verdaderas intenciones. Ahora, vale la pena resaltar que la “falsa modestia” a veces no es más que el resultado del siguiente factor…
Esta cultura, quizás muy mexicana, de ser “bajo perfil” y evitar “saberse y reconocerse”, puede llevarnos a rechazar cualquier cumplido por temor a ser mal vistos. Creemos que si los aceptamos y los recibimos nos van a tachar de presumidos, de vanidosos o arrogantes; pero como ya se dijo, la verdadera humildad reconoce, acepta y, sobre todo: AGRADECE.
Así que tranqui, aceptar que te digan bonita o guapo, no significa que te creas perfecto, y no es necesario ventilar tus defectos físicos al mundo para evitar sentirte un “impostor”. Recibir un cumplido sobre alguna prenda u objeto, no significa que seas un avaro superficial. Aceptar un halago sobre tus capacidades no te hace menos ni más… Las palabras que salen de la boca de alguien más son responsabilidad suya, y nosotros no somos quienes para juzgarlas… Tal cual, como cuando te dan un regalo, el cumplido SE RECIBE y SE AGRADECE, sin más.
Aceptar, recibir y agradecer un cumplido no debe llevarnos a anhelar más, no significa perder el piso, no te impide ver tus defectos y seguir trabajando en ti mismo, no te limita a también reconocer las cualidades de los demás y felicitar sus logros… ¿Estamos? Recuerda que esta “mala costumbre” suele ser un reflejo de una situación más profunda que puede deberse a uno o una combinación de los factores antes mencionados, y que vale la pena reconocer y trabajar en ello para ser una persona más plena.