Cómo actuar en mi día a día

Odio las labores del hogar ¿QUÉ HAGO?

Por: Diana Hernández

“Odiar” es una palabra muy fuerte oiga, pero comprendo, usted sufre de un altísimo desagrado por las labores del hogar; entiéndase: tender camas, lavar trastes, barrer, trapear, lavar y tender ropa, guardar, lavar baños, etc.… las labores en casa son infinitas. ¿Qué se puede hacer ante esto? Vamos por partes.

Ya entrando en tema ¿puedo tutearte? Probablemente hay algunas tareas que haces con gusto y otras que te chocan, pero el caso es que has desarrollado una mala relación con una, varias o todas las labores que te requieren mantener a flote el hogar. Te invito a leer, reflexionar y responder las siguientes preguntas:

1. ¿Por qué tienes que tender camas, lavar trastes, ropa, etc.?

2. ¿Para qué tienes que tender camas, lavar trastes, ropa, etc.?

3. ¿Es evitable?

4. ¿Qué es lo que te molesta de hacerlo?

5. ¿Puedes aligerar la carga?

Bien, ahora voy a suponer las respuestas a cada pregunta para acercarnos a una propuesta que alivie tu molestia ¿Te parece bien?

1. ¿Por qué tienes que tender camas, lavar trastes, ropa, etc.?
Porque, afortunadamente tienes un hogar, tienes camas, trastes, ropa, etc.

2. ¿Para qué tienes que tender camas, lavar trastes, ropa, etc.?
Para poderlos seguir usando, para tener limpia tu casa y poder disfrutar de tu espacio.

3. ¿Es evitable?
Si tienes apoyo de parte de alguien que se dedique a la limpieza, habrá algunas labores que puedas evitar o al menos, aligerar; pero la realidad es que, si tienes una casa, tienes una responsabilidad; y ante la bendición de tener, es inevitable la necesidad de trabajar por mantener.

4. ¿Qué es lo que te molesta de hacerlo?
Aquí podríamos enumerar muchas y variadas razones; quizás te requiere mucho tiempo, te causan desagrado ciertos olores, te cansa el trabajo físico, quisieras estar haciendo algo distinto, te sientes torpe, sientes que te sobrepasa la cantidad de cosas por hacer, sientes que falta apoyo por parte de quienes viven contigo, etc.

5. ¿Puedes aligerar la carga?
Dependiendo de tu respuesta a la pregunta anterior, puedes hallar formas para aligerar la carga, por ejemplo: asignar horarios para hacer tus labores, generar sistemas para agilizarlas, adquirir productos y objetos que faciliten el trabajo, poner música o un buen podcast que te motive durante el quehacer; y ¡muy importante! Si vives acompañad@, es necesario repartir las labores entre quienes viven en la casa, de tal forma que nadie lleve una carga que sobrepase su energía ni tiempo y todos sean parte del mantenimiento del hogar.

Ahora bien, después de reflexionar estos 5 cuestionamientos; retomemos el planteamiento original: “ODIO LAS LABORES DEL HOGAR ¿QUÉ HAGO?”

Primero, debes hacerte consciente de que, si tienes dichas labores, es porque tienes hogar y tienes bienes que cuidar; lo cual debe ser motivo de AGRADECIMIENTO. Te aseguro que si partes del agradecimiento, la disposición de entrada será distinta y mejor para hacer las labores del hogar. TIP: en lugar de decir: “tengo que lavar ropa” cambia a “tengo ropa que lavar”; en lugar de “tengo que limpiar la cocina”, “tengo una cocina que limpiar” ...

Segundo, ten presentes las razones por las cuales realizas el quehacer; recuerda el agrado que te genera tener limpia tu casa, lo útil que te resulta tener las cosas en su lugar; lo necesario que es tener trastes y ropa limpia… y mantén cada razón como MOTIVACIÓN para llevar a cabo.

Tercero… Si hay una labor en especial que se te dificulte y tienes apoyo, qué bien; si no lo tienes, pero puedes buscar y apoyarte en alguien para ello, qué bien; si no tienes opción más que hacerlo ¿Para qué detenerte a quejarte, sufrir y victimizarte? Regresa a los dos puntos anteriores y ACTÚA.

Cuarto, recuerda que además de acometer, puedes HACERLO CON GUSTO. Si identificas porqué te molesta “x” labor, es más fácil hallar solución; así que procura reconocer el origen de dicha molestia y busca formas para hacerlo más llevadero y agradable, como ya se mencionó anteriormente: horarios, sistemas que agilicen, productos que faciliten, ambiente que motive, y una repartición justa de las labores entre quienes viven en casa.

Si llegaste hasta aquí, puedes eliminar definitivamente la palabra “odio” que no hace más que bloquear las buena intenciones y acciones; y dar paso al agradecimiento por la bendición de tener, a la responsabilidad que implica mantener, y al gusto de cuidar y proteger aquello que habitas y posees.

“Hay que hacer las cosas con gusto para que venga el gusto por hacerlas”

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