Por: Diana Hernández
Maestra, maestro, profesor, teacher, miss, profe… Todos hemos tenido oportunidad de conocer y ser guiados por más de uno de estos memorables personajes: “la de español”, “el de deportes”, “el de mate”, “la de historia”, “el de geografía”, “la de arte” ... A algunos los recordamos por ser los más exigentes, a otros por ser relajados y divertidos… a uno que otro por haber dejado una huella profunda en nosotros.
Cada maestro tiene su estilo, su personalidad, su forma de conectar con los alumnos, su metodología de enseñanza… y, siempre que exista la intención y un verdadero interés por el aprendizaje y crecimiento del alumno; es respetable y ¡muy valioso!
¿Qué pasa con aquel maestro que cuenta con el título y el salario, pero no asiste y no enseña? ¡Le vale! ¿Qué pasa con aquella maestra que asiste, da indicaciones y “enseña” por cumplir; sin importar la respuesta de los alumnos? ¡Le vale! ¿Qué pasa con el maestro que posee grandes conocimientos y centra su interés en presumir lo que sabe y humillar al alumno por lo que ignora? ¡Le vale! … Sí, lamentablemente sí existen maestros así (me atrevería a decir que son aquellos que no tienen vocación) … en el mejor de los casos pasan al olvido sin más, y en el peor de los casos, llegan a provocar heridas profundas. Este tipo de maestros a los que les vale el alumno, desafortunadamente, no valen la pena.
¿Qué pasa con aquella maestra que intenta compartir sus enseñanzas, pero es ignorada? ¡Me vale! ¿Qué pasa con ese maestro noble que siempre quiere ayudar a los alumnos y abusan de él? ¡Me vale! … Sí, también existen estos maestros que, ya sea por falta de experiencia, por ser “demasiado buenos”, o por alguna otra razón; no son valorados como deberían… Sin embargo, estoy convencida de que, si se trata de personas con auténtico amor por su vocación, tarde o temprano tocan almas, mueven corazones y motivan al crecimiento.
Ahora… ¿Qué pasa con aquella profesora que madruga, se prepara y acude entusiasmada a compartir contigo el mundo de los números? ¡VALE! ¿Qué pasa con ese profesor que se apasiona y quiere invitarte a descubrir la maravilla de la historia? ¡VALE! ¿Qué pasa con esos maestros que piensan, reflexionan, planean y ejecutan para motivarte a saber y conocer? ¡VALEN! ¿Qué pasa con esos maestros que te llaman por tu nombre, te ven, te conocen y desean de corazón que seas mejor? ¡VALEN!
¿Y qué valen? Valen mucho más que el salario que tienen asignado, valen mucho más que el reconocimiento que se les brinda, valen mucho más que la comida que se les organiza el Día del Maestro… Definitivamente la vocación y labor de un verdadero maestro NO TIENEN PRECIO. La mejor forma de valorarlos, de agradecerles y hacer valer sus esfuerzos de cada día… es tomar todas sus enseñanzas y convertirlas en aprendizaje; hacerte de todos esos aprendizajes y aplicarlos en tu vida diaria.
Si tú, maestra, maestro… me estás leyendo… ¡GRACIAS! ¡ERES VALIOSO, Y TU LABOR ES INVALUABLE! Que el día a día no te agote, que el sistema no absorba tu energía, que la apatía no apague tus ganas, que la falta de reconocimiento no opaque tu vocación… Que tu entusiasmo contagie, que tu sabiduría derribe muros de ignorancia, que tus esfuerzos inviten a querer aprender, que tu pasión despierte conciencias, que tu convicción alimente espíritus y que tu siembra se convierta en frutos abundantes. ¡NUESTRO RECONOCIMIENTO PARA TI!
