Expresiones que suelen decir los hijos que, entre risas nerviosas, parecen un rechazo y, a todas luces, representan la bien conocida “pena ajena” pero que, en el fondo, están llenas de agradecimiento por tener la atención y el genuino amor de los suyos ¿no es así?
Desde que hay un bebé en casa, las expresiones de los padres suelen ser altamente cariñosas, tal como los cantos y juegos que llegan a cruzar la frontera de lo ridículo… ¿qué más da? el bebé se muestra encantado, ríe, imita, es el más “fan”, se siente atendido y amado; por su parte, los papás se sienten “rockstars” ante las reacciones naturales de su bebé. Desde las primeras etapas, la dinámica familiar se está forjando.
Conforme los hijos van creciendo, los cantos y juegos ya no son los mismos, las expresiones y los cariños tienden a irse modificando; sin embargo, no siempre es tan claro el paso de las etapas y prevalece uno que otro cariñito o apodo - apodo aportado por el mismo por no poder decir su nombre o por alguna ocurrencia de los padres: la nena, el bebo, la chiquis, cachetes, güerejo, etc.-
¡Oh sorpresa! llega ese día en que el clásico beso de nariz ya no les agrada, el apretón de cachetes les molesta, que les limpies con babita les da asco, que le grites “chiquibaby” a medio partido de fútbol le llena de vergüenza. ¿Recuerdas cuando cantabas, te veía con admiración y hasta te aplaudía? Ahora te pide que te calles y se asegura de que nadie te haya escuchado… y en vez de mostrarse feliz por la atención y el cariño, piensa y hasta dice: ¿QUÉ ONDA CON MI FAMILIA?
Calma, esto es muy típico de las etapas adolescentes, y es completamente natural pues, como lo hemos visto en entregas anteriores; atraviesan una serie de cambios que les llevan a tener ciertas actitudes… Lo importante es no engancharse con ello, respetar la nueva personalidad que se está formando, trabajar en aquello que les afecta y entender que la dinámica familiar se sigue forjando.
A ti, hija adolescente, hijo joven… te corresponde, más allá de todos los cambios que atraviesas, reconocer el valor de tu familia, las fortalezas de cada uno de sus integrantes… Seguro que hay cosas que no te gustan, puedes manifestarlas con respeto; seguro hay cosas que ya no te hacen sentir cómodo, puedes sugerir nuevas formas… Pero no olvides que tu familia es el tesoro más preciado que tienes.
Conforme hay más hijos y van creciendo los hermanos y los padres, la interacción se hace mucho más rica pues cada integrante aporta y acota. Los padres establecen reglas generales, valores familiares y límites; mientras que los hijos aportan nuevas formas posibles, cuestionamientos que ayudan a crecer y frescura que renueva; sin perder lo rico de la dinámica familiar pues como cada persona: la familia es única e irrepetible. Es decir, tanto la familia como sus integrantes aportarán a la sociedad su riqueza única, irrepetible y exclusiva, fruto de su desarrollo personal y familiar.
En efecto, hablamos del centro de operaciones humano que permite a cada integrante forjarse, apoyarse, aprehender, ser libre, ilusionarse, planear futuros, estar en paz, ser acogido, respetado y amado; LA FAMILIA.Claro que no existe la familia perfecta, pero existe la familia feliz; aquella en la que se aceptan como son, pero por amor, cada uno trabaja en ser mejor.