Cómo actuar en mi día a día

¿Soy el amigo que pido?

Por: Miguel Hernández

“Yo si te apoyo y ni las gracias me das”, “te compré regalos y ni un beso”, “pienso en ti y tú no”, “te escribo y me dejas en visto”, “me sacrifico por ti y tú nada”… “Ay Me busca fulanita pero si contesto tarda años la llamada”, “¿por qué vino sin avisar?”, “se mete hasta la cocina”, “nada más ve qué me saca”

¿Será que en nuestros procesos de socialización tenemos una expectativa de lo que recibimos de otros y que sólo damos lo que queremos dar? ¿Dependerá de nuestro humor el dar o recibir? ¿Serán verdaderos amigos con los que me relaciono?

En las relaciones humanas tenemos calificativos con distintos nombres por el tipo de vínculo que tenemos con otras personas así que tenemos extraños, prójimos, conocidos, vecinos, compañeros, amistades, etc. Pero el concepto de estos vínculos lo confundimos al dar y/o recibir, por lo que debemos iniciar clarificando que un conocido, un vecino o un compañero no es necesariamente un amigo, que lo puede llegar a ser, pero a veces tendemos a juzgarlos, a interpretarlos y a exigirles como si fueran amigos. De igual manera “al dar” podemos asumir que en realidad no es mi amigo. Por tanto debemos aceptar que los distintos tipos de relación son distintos tipos de amor. La intención de este artículo es distinguir las características que requiere el amor de amistad para SER el AMIGO que yo pido.

Se trata de relaciones humanas por lo que es imprescindible decir que cada persona es distinta, irrepetible, singular, intransferible, con distintos tipos de temperamento, de niveles de desarrollo de voluntad y de control de emociones; por tanto, como seres interpretativos y con distintas necesidades solemos accionar, ante un mismo evento, de maneras distintas. Atención, las necesidades de cada uno son diferentes y las respuestas en el qué, cómo, cuándo y dónde, también lo son. Así llegamos a la primer característica del Amor de amistad:

La Empatía

Ir conociendo a una persona nos significa ir interpretando lo que le gusta y lo que no, lo que le sucede, lo que la alegra y entristece, lo que sufre y lo que goza, sus logros, sus fallas incluso lo que espera de mí. Este conocimiento del amigo amado nos ayuda a ponernos en sus zapatos, en su lugar ante cualquier circunstancia y por tanto, lo puedo impactar profundamente con lo que necesita. Ser empático es como acariciar su alma.

Sin embargo, no es fácil aprender a conocer al otro, ello requiere disposición, tiempo, convivencia, comunicación, honestidad, y muchos atributos más, pero lo importante es que estás con él y está contigo - sin importar tanto si cerca o a distancia, mucho o poco en tiempo. Simplemente están el uno para el otro. Así reconocemos otra característica de la Amistad:

La Otredad

Te importa tanto y conoces tanto a una persona que buscarás entregarle el Bien que le hace Bien en todo momento. Pensar y actuar por el otro brindándole el bien que le ayude a ser mejor persona, que le dé fuerza ante la adversidad, que lo haga descubrir en él su propia felicidad. La Otredad es como abrazar el Alma del otro.

Claro que todos los valores y virtudes son característicos de lo que se entrega y se recibe en una verdadera amistad. Y el conjunto de todos estos valores y virtudes comandados por la Prudencia es el Amor Humano:

Amor Fraterno

¿Te gustaría que tu amigo fuera leal, disciplinado, atento, amable, fiel, responsable, honesto, sencillo, humilde, empático, sincero, tolerante, trabajador, justo, fuerte, auto gobernado, prudente?


Pues ¿qué crees? A tu amigo también le gustaría que tú fueras así. El Amor Fraterno es la mirada entre dos Almas.


Creo que queda claro que como humanos buscamos que la relación de amistad sea recíproca y bien correspondida por lo que llegamos a otra característica importante:

Corresponder

Es importante recordar que somos distintos en todos los aspectos, incluyendo las distintas limitaciones que cada uno tiene. Ya versamos sobre las características de personalidad, ahora hay que incluir las condiciones físicas y de recursos ”tiempo, dinero” que limitan o expanden la capacidad de corresponder.


Yo hago lo que me corresponde y puedo. El otro hace lo que le corresponde y puede.

Si me corresponde Dar, Es la Donación de mi Mismo.
Si me corresponde Recibir, Es la Donación del Otro.

Finalmente, debo decir que las relaciones amistosas pueden contaminarse con el tiempo; se pueden volver tóxicas, invasivas, destructivas. Todo se soluciona con mantener las VIRTUDES en la relación, relaciones prudentes que demandan cercanía y a la vez una sana distancia que no vicie la relación ni invada la intimidad y que no comprometa la humildad en el dar y recibir. Dar con soberbia destruye la relación. Recibir con orgullo es no saberte amado.

Dar con Humildad abraza la dignidad del otro. Recibir con Humildad enaltece la dignidad de ambos.

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