¡Vaya tema sensible! Éste es un asunto que, de una u otra forma, nos toca a todos debido a la necesidad socio emocional de pertenecer, de ser aceptados y hasta de ser seguidos por otros.


Esta necesidad se acentúa en la pubertad y en la adolescencia haciéndonos vulnerables e hipersensibles a la exposición social, aunado al protagonismo natural de estas etapas en las que percibimos la atención como con una lupa.


Concedemos demasiada importancia a la opinión de los demás, en especial a la de las personas de nuestra edad, queremos contar con la aprobación de todos y, de ser posible, hasta con su admiración. Soñamos con ser los más populares y sufrimos al ser ignorados, el rechazo representa una pesadilla a la que tenemos terror y todo esto nos causa ansiedad y mucha inseguridad que afecta nuestra conducta asertiva.

Depender de la opinión de los demás , a cualquier edad, nos hace esclavos, nos hace perdernos quedando a la deriva de los comentarios externos, con una autoestima muy baja, sin energía y perdiendo la atención en otros temas y actividades que nos podrían dar desarrollo, satisfacción e incluso éxito.

Cuando estamos a la expectativa de la aprobación de alguien o de algunos perdemos oportunidades; ya que la o las personas que deberían de darnos esa aceptación, muy frecuentemente, no están interesadas en hacerlo y tampoco tienen interés por nuestro bien, por nuestra felicidad ni nuestro crecimiento.

Mi hermana Ceci siempre dice que las opiniones son como los ombligos; ya que cada quien tiene la suya y es imposible lograr un consenso o, dicho de otra forma, poner a todos de acuerdo; es por esto que la opinión más importante es la tuya y la de las personas que más te aman, ésas que no ponen condiciones para hacerlo y que son felices cuando tú lo eres.

Por favor reflexiona sobre esta necesidad tan grande que sientes, tú eres más grande y más fuerte que ella. Conceder a esos compañeros tanto poder sobre ti y tu felicidad no vale la pena; es más, te voy a decir un secreto, las personas “populares y a las que les gusta el bullying” son más inseguras que tú y se alimentan del miedo de los que buscan la aprobación, no hagas crecer al monstruo, mejor crece tú, acepta que Dios no se equivoca y tú eres producto de Su amor, así es que eres perfecto; sólo te falta desarrollarte todo lo posible para que aportes al mundo lo que sólo tú puedes dar. Evita imitar a alguien más y sé todo lo auténtico(a) que puedas.

Alguna vez pasé por esto en lo personal y me tocó acompañar a muchos y muchas que pasaron por una necesidad desbordada de ser aceptados. Fui testigo de cómo pueden llegar a ser usados para cosas muy negativas cuando son condicionados para pertenecer a un grupo. Por la aceptación son capaces de soportar humillaciones y provocar daño a otros.

Ojalá te des oportunidad de reflexionar y logres romper las cadenas de la aprobación, porque también soy testigo de lo que es permitirte ser tú mismo y trabajar en ser cada día un poco mejor… ¡Es maravilloso!

“La comparación es la tumba de la autoestima”