¡IMAGINA! Despiertas con el sol acariciando suavemente tu rostro, ninguna alarma que interrumpa tu descanso. Una mañana tranquila con un café humeante en la mano, disfrutando de una vista espectacular, leyendo un buen libro o caminando sin prisa por una playa o bosque. Viajes espontáneos, tardes de risas con seres queridos y la libertad de dedicarnos plenamente a nuestras pasiones. Sí, ahora lo sabes, has encontrado tu vocación: JUBILACIÓN… ¿no es paradójico que pasemos décadas trabajando precisamente para que llegue el momento de esa “libertad” y que posterguemos la felicidad hasta que llegue “ese día”?
Pero ¿qué pasa cuando tu batería emocional, física y mental se está agotando y la motivación para seguir trabajando desaparece? ¿Qué hacer cuando sientes la jornada laboral como una carga y los días parecen una rutina sin fin? La desmotivación laboral es un fenómeno real y común. Puede deberse al agotamiento, la falta de reconocimiento, la monotonía, la sensación de que lo que haces no tiene un propósito o, simplemente, el deseo de vivir con más libertad.
Estarás de acuerdo en que dejar de trabajar es, generalmente, la más remota de las opciones… Ya sabes, por esa extraña costumbre de comer y necesitar un techo donde vivir, sin mencionar que seguramente eres responsable de otros seres vivos. Por otro lado, podrías buscar un trabajo que te emocionara más, no sólo por recibir una mayor remuneración, sino por representar un mayor reto o estar ligado a tus pasiones; aunque tal vez lo hayas intentado y no lo has encontrado. Podemos partir quizás de que tener trabajo ya es una gran bendición y que es posible generar el gusto por lo que hacemos. Entonces ¿cómo podemos recuperar la motivación sin sentir que estamos atrapados en una rueda interminable?
DALE SENTIDO A TU TRABAJO. A veces, perdemos la motivación porque sentimos que nuestro trabajo no tiene un impacto significativo. Pero, qué tal si cambiamos la perspectiva del trabajo y lo vemos como ese gimnasio en el que ejercitas tus músculos (capacidades y habilidades) para ser tu mejor versión. Como lo definía Voltaire “El trabajo aleja de nosotros 3 grandes males: el aburrimiento, el vicio y la necesidad”. Conéctate con un propósito mayor… trabajar es servir a la sociedad: aprende algo nuevo, ayuda a otros o contribuye a un cambio positivo.
ROMPE LA RUTINA. La monotonía mata la inspiración. Pequeños cambios como reorganizar tu espacio, establecer nuevas dinámicas laborales o incluso cambiar tu camino al trabajo pueden hacer una gran diferencia. Hay cambios externos que nos llevan a modificar nuestra propia actitud.
DEFINE METAS QUE TE IMPULSEN. Quizás te sientes a la deriva, sin rumbo fijo, y es porque no te has dado el tiempo de definir objetivos claros y alcanzables; con ellos serás capaz de ver tu progreso y así seguirás adelante con más fuerza. No todo tiene que ser a largo plazo; pequeñas victorias diarias también cuentan.
TU VIDA PERSONAL TAMBIÉN IMPORTA. Trabajar sin descanso sólo refuerza el agotamiento. Tienes que definir límites que te permitan disfrutar de momentos con la familia y amigos, dedicarte a tus pasatiempos, cuidar tu bienestar y tener vacaciones en las que descanses verdaderamente para que puedas evitar la fatiga y renovar tu energía.
NO POSTERGUES TU FELICIDAD. Si bien es importante construir para el futuro, LA VIDA SUCEDE AHORA. No esperes a la jubilación o a un golpe de suerte para hacer lo que te hace feliz. Encuentra formas de disfrutar cada día, incluso dentro de la rutina laboral.
El trabajo te dignifica, te hace saber de lo que eres capaz y romper los límites mentales que creías tener. Con voluntad, puedes tomar las emociones que te invaden en este momento, analizarlas y transformarlas para renovar tu motivación. Reflexiona: ¿Por qué y para qué trabajas? ¿Qué has aprendido de ti en el ambiente laboral? ¿Cómo podrías aplicar todo lo que eres para mejorar lo que haces en el trabajo?
Trabajar no debería sentirse como una condena. Con algunos cambios en tu perspectiva y hábitos, puedes encontrar formas de hacer que tu trabajo se convierta en parte de tu misión en esta vida y que no sea un impedimento para tu felicidad y bienestar, sino algo que suma valor a quién eres.