A veces, cuando llevamos ya un tiempo de ser pareja, de convivir, compartir y hacer vida juntos; asumimos que ya nos conocemos y nos sabemos de todas, todas… Quizás, a través de una idea muy romántica, sentimos tan nuestra a la pareja que creemos que lo dominamos; o tal vez, desde cierto hastío, vemos al otro como un ser predecible con comentarios, chistes y acciones igual de predecibles… Y caemos en el nada bonito y muy constante ¡YA SÉ!
¿Qué significa “ya sé”?
“Ya” es un adverbio que expresa convencimiento, inmediatez o énfasis; y “sé” es una forma del
verbo saber. Así que “ya sé” expresa de manera tajante que la persona que habla YA SABE. Ese YA SÉ es no
me platiques, se más que tú. Cuando tú vas yo ya vengo. Es un gran ruido en la comunicación de pareja.
Estas dos palabras que parecen inofensivas e inocentes son una manera sutil y peligrosa de cerrar continuamente el canal de comunicación y, sobre todo, de negarte a la posibilidad de conocer y saber algo más… Esto es común y desafortunado en cualquier ámbito, pero, aún más en el terreno de pareja, pues representa el enorme riesgo de caer en la cotidianeidad y de perderse la oportunidad de seguir creciendo, descubriendo y aprendiendo.
¿Crees que conoces a tu pareja? ¡Qué bien! Es importante y necesario conocerse, pero ¡OJO! Sin términos absolutos como “ya”, “siempre”, “nunca”, “todo”, “nada”… Porque, así como tú estás en posibilidad de reflexionar, modificar, hacer y crecer; la otra persona también tiene la oportunidad de hacer y ser nuevo cada vez. Por ende, como pareja también podemos hacer mejor y ser mejores, así como de seguir conociendo, descubriendo y aprendiendo del otro.
Aún en aquellas anécdotas que ya ha contado en tantas ocasiones… La anécdota puede ser la misma, pero tu pareja ya no lo es… y quizás tú tampoco; así que, si la vuelves a escuchar con apertura y capacidad de asombro, verás algo nuevo en sus ojos y escucharás algo nuevo en su voz… Quizás, te vuelvas a emocionar y hasta te enamores un poco más de ella… El que escucha debe hacerlo con el alma, es decir, con todo su ser e interés por el otro. Por amor.
Tanto en la vida como en las relaciones, todos corremos el riesgo de caer en la rutina y optar por el “ya sé” en vez del “quiero saber”, “quiero conocer” y “quiero disfrutar” … Y creo que todo está en el AMOR consciente, no en las emociones que van y vienen, sino en la decisión y elección diaria, en la decisión y voluntad de amar y seguir amando.